sábado, 14 de julio de 2012

Hush, hush.

Hola ! Perdón por no haberme aparecido ayer con otro capítulo de Manual de Supervivencia Zombie, pero el día se me pasó volando. 
Así que hoy vengo a dejarles el segundo capítulo, es más corto que el primero, pero, espero les guste.


LOS CAZADORES


Un zombie no tiene poderes extrasensoriales, ni fuerza sobrehumana. Pero tiene una determinación animal que lo transforma en un enemigo peligroso: el zombie simplemente no sabe rendirse, no se distrae y no se cansa. Como no siente, es capaz de seguir a su víctima más allá de todo límite humano de cansancio o dolor físico. Esta misma carencia de sensaciones lo transforma en un luchador formidable, obsesivo, lo que compensa sobradamente su falta de agilidad, su lentitud y su apatía. En el momento de hacer contacto con su presa, el zombie es una máquina de matar incansable e imposible de lastimar o distraer.
Los zombies no cazan con ninguna lógica. Como se dijo, son nómades y parecen migrar en grupos por razones inexplicables, pero no buscan presas ni revisan territorios. Simplemente, se activan cuando se topan con humanos vivos o, si no los encuentran, con animales de sangre caliente. Tampoco tienen horarios, no prefieren moverse o comer de día o de noche, ni parecen tener noción del clima reinante. De hecho, parecen completamente indiferentes a lo que los rodea y es observable que no miran a la distancia, buscando, como hace cualquier predador. El contacto con la presa es, por lo tanto, a corta distancia.
La excepción a este autismo sensorial es en el momento de detectar una presa, momento en el que el zombie produce el único rasgo social que se le conoce, el famoso gruñido o exhalación. Este llamado activa de inmediato a toda la manada que se arroja sobre la presa detectada.




Bueno, es bastante corto.
Ahora que estoy de vacaciones PROMETO entrar y actualizar más seguido ! 
Dentro de poquito sigo escribiendo sobre el Manual de Supervivencia Zombie para ustedes :D

Saludos.

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